La repetición en la música es un recurso muy habitual. La mayoría de las obras musicales que escuchamos repiten fragmentos, secciones o estribillos que, en contraste con otras secciones más variadas, tienen la finalidad de generar expectativas y hacer inteligible el discurso musical.
Sin embargo, existe un tipo de composiciones que emplean la repetición de forma constante, casi obsesiva, como base principal de su estructura: las composiciones en ostinato.
La palabra ostinato es un término italiano que significa obstinado. El ostinato consiste en la repetición continua de un pequeño fragmento melódico, rítmico o armónico que, en la mayoría de los casos, se emplea como acompañamiento de una melodía principal. El ostinato puede ser sencillo (unas pocas notas) o complejo (ritmos elaborados y melodías intrincadas).
En el siguiente vídeo podéis escuchar una breve composición sobre un ostinato que toca la mano izquierda.
Aunque la idea del ostinato es técnicamente muy sencilla, conseguir crear una pieza interesante empleando unicamente este recurso no resulta tan fácil. Para los compositores supone un reto contrarrestar la monotonía del ostinato y, por ello, deben echar mano de procedimientos que mantengan la atención del oyente como melodías poco obvias, ritmos complejos y contrastantes o por medio del enriquecimiento armónico o contrapuntístico.
El ostinato está presente en casi todos los estilos y culturas musicales. A continuación veremos algunos ejemplos representativos:
El ostinato en la música clásica
En la música clásica podemos encontrar muchos ejemplos de piezas que se han elaborado sobre ostinatos. En los siglos XVI y XVII el basso ostinato es la esencia del pasacalle (passacaglia en italiano) y la chacona. Algunos ejemplos célebres de obras en ostinato son el Canon de Pachelbel, o el maravilloso Pasacalle y fuga en do menor de J.S. Bach. Para los que tengáis tiempo en este enlace podéis escuchar una amplia selección de piezas barrocas basadas en esta técnica interpretadas por Jordi Savall.
Ya entrados en el siglo XX tenemos el famoso ejemplo del Bolero de Ravel y, como obra más reciente, os propongo que escuchéis una pieza por la que tengo una especial predilección: el número 7 de la colección para piano Música ricercata del compositor húngaro György Ligeti.
El riff
Si el ostinato está presente en casi todos los estilos musicales, en la música pop y rock podríamos decir que su empleo es casi paradigmático. Se cuentan por miles las canciones que se basan en una secuencia melódico-rítmica que se repite sin cesar durante toda la canción. En este contexto, el fragmento musical que se repite sin descanso, y que sirve de gancho, recibe el nombre de riff.
El término riff comenzó a utilizarse en los años veinte del siglo pasado en la música de Jazz.
Muchos de los grandes temas de rock poseen riffs memorables. Algunos de los riffs más famosos de la historia del rock son Smoke on the water de Deep Purple, Back in Black de AC/DC o Whole lotta love de Led Zeppelin . Pinchando aquí tenéis una selección de los mejores riffs de guitarra según la BBC.
El loop
Otro estilo musical que ha hecho de la repetición su seña de identidad es la música electrónica de baile. El techno se basa en la repetición de patrones rítmico-melódicos muy sencillos que van sufriendo pequeñas modificaciones a lo largo de la canción. Los patrones pueden ser compuestos expresamente con sintetizadores y cajas de ritmos o extraídos de una grabación preexistente. A estos fragmentos se les conoce como loops o bucles.
Funky, jazz, música latina, música africana… son infinidad los estilos que recurren a este sencillo pero efectivo artificio, y es que, para qué negarlo, ¡la repetición puede ser muy adictiva!
¡Hasta el próximo artículo!
Muy bueno el artículo, me a gustado mucho.
Me gustaMe gusta
¡Muchas gracias Esteban! Un saludo
Me gustaMe gusta
Muy buen artículo, Luis. Me ha gustado!
Un abrazo en ostinato.
Me gustaMe gusta
Muchas gracias, Carlos. Un saludo 😉
Me gustaMe gusta